lunes, 21 de abril de 2014

Recuerdos al viento


Y llego el momento que temía, el momento que lloré cuando llego. Me dolió y me olvide. 
Zurcí mis heridas y mis pensamientos gastados, los recuerdos flotan y los hundo, quedan bajo toda mi ausencia, me muero y revivo. Escribo esto con un aire renovado.  -Limpio-. 
Diseco mis lágrimas para invernar palabras de desahogo, solo para otra ocasión que me traiga el viento. 
Ya nada puede apagar mis llamas, me quemo. Voy saltando en busca de la almohada adecuada a mis sueños, buscando algo más que eso.
Florecen emociones nuevas en mí, los espejismos se difuminan, solo quedan los espejos de mis ojos, de mi alma.
Y al final aprendí que el tiempo al viento siempre se termina de un manera, solo. Después de cada alegría, después de cada tristeza, después de algo nuevo. En una soledad absoluta.
Quizás vale la pena.. todo se lo lleva el viento, menos lo que quedo dentro.

http://lluviadecigarrillos.tumblr.com/

Pérdida de memoria temporal.

Salgo a la luz de las calles y no puedo evitar encandilarme.
Prendo un cigarro con un sabor especial, sabor a otros tiempos.
Admito que me emociono un poco.
El momento suena a cuerdas de guitarra tocadas melódicamente.
Estoy de verdad cansada, pero lo que estoy viviendo en éste momento es perfecto, mágico.
El sol me quema la piel y se nota, pero ni siquiera eso me saca del trance. El cigarro está maravillandome y no quiero perder la sensación.
Camino con paciencia, no hay ningún apuro. La tarde huele a eternidad, sabe a día fuera de tiempo. Se siente cómo los árboles se comunican entre sí y siguen la fluidez del viento, confiándole el movimiento de sus mili segundos. Ellos me hablan, sabemos que estamos conectados. -Déjate caer, déjate caer- y es imposible no hacerlo...

Pasto húmedo, viento tibio, silencio crudo.
Ojos cerrados pero abiertos, blancos pero a la vez negros.
Lo sé, son muchos colores. Son chispazos violentos. Me estoy desconectando, pero el viento tiene el olor de mi cigarro especial. Sensación placentera, de no querer despertar nunca más por mi propia cuenta. Y más que eso, es saber que todo se conecta armoniosamente, en conjunto. Es el momento perfecto, hermoso y delirante en el cual me conecto con el TODO. Pero pasa todo tan rápido y no puedo permitirlo. Quiero que todos los míos compartan esta sensación conmigo. Comienza una lucha en mi cabeza, me pierdo de a poco. Mi cuerpo vuelve a reaccionar, a sentir...

Hay olor a gas, en la cocina por su puesto. Es una casa parecida a la mía, no siéndolo (o puede que sí)
Está oscuro y sólo alumbra el satélite silencioso pero útil.
No recuerdo qué pasó. Tengo manos marcadas en el cuello, me duele la traquea. Sigue insistente el olor a gas, en la cocina, insisto. No puedo revivir del todo, algo me mantiene despegada de la realidad, con amnesia leve, sólo antes de despertar.
Vino sobre la mesa de centro, muchas botellas vacías, gente tirada en el piso, en los sillones, en la tina y en la alfombra. Colillas de cigarros, miles. Vomito en el piso, litros. Vasos sucios, ninguno.
Me tomo un líquido de dudosa procedencia que hay encima de la mesa. Está fuerte, vomitivo. Me mareo segundo después. Me siento en el sillón más cercano, al lado de un personaje conocido desconocido para mí, que obvio está raja. Lo noto muy agraciado, con un aire especial. No es un ebrio cualquiera. Pelo color magenta, que por cierto, es lo más raro del momento pero siento que no es lo importante. Torso desnudo, pantalones rajados. Duerme en calma, como tomándose su tiempo. Me da angustia, un nudo en la garganta y no me explico el por qué.
Suena Saeglopur en mi cabeza para elevar el momento. Él es un ser conocido -ahora que recuerdo- que me habla mentalmente, entre sueños. Puedo escucharlo, pero el olor a gas me tiene loca, más que aturdida, lejos de cualquier cosa que pueda tener algo de sentido.
Claro que tampoco tiene ningún sentido que tenga un girasol-giraluna marchito en la mano derecha, ni que éste tenga una tierna dedicatoria para mí. Ni que todo lo que veo ahora se sienta irreal. -Otros colores, otros dolores-.
Recuerdo mi cuello y sus marcas, no puedo moverlo. -Mejor no te muevas-. Todo está oscuro otra vez...

Salgo a la calle y está todo iluminado, me encandilo. Prendo un cigarro, que es PallMall, obvio.
Siento que alguien toma mi mano y me susurra al oído un "te sigo" tan dulce que es como de otra dimensión, de una desconocida, les repito.
Un girasol-giraluna marchito en mi mano izquierda.
Cigarro consumiéndose en mi mano derecha.
Un día atemporal.
Aire suave, primaveral, con sensación satisfactoria.
Esto es infinito, soy infinita.
Universo, seamos uno.


lunes, 14 de abril de 2014

Creyendo.

Creo que voy a intentar poner mis pies en el cielo
para que así, mis manos sientan la tierra, el agua y la vida.
Creo que me haré unas alas de papel maché
para reciclar todo el papel que no se usa.
Creo que con ellas puedo recorrer el mundo
cada vez que quiera.
Creo que el tabaco me quita el aire y la plata
pero, ¿qué puedo hacer?
Creo que el alcohol me convierte
pero créanme, es mi alter ego el que se manifiesta
El crédito es del.
Creo que debo quemar mi televisor
ya que es él el que me funde el cerebro
y me hace caer en sequía de inspiración.
Creo que es hora de irme de aquí
mi turno ya terminó.
Creo que me descubrí otra vez.
Creo que me encontré, ya no me siento tan sola.
Creí verte en la vereda de en frente
sólo lo supuse.