No sé si estoy viviendo un sueño o soñando una vida, pero mis ojos se cierran como imanes opuestos, como si tuviese pegamento de doble contacto, inseparables. Anoche no dormí nada. Es mentira, pero es la razón que me invento para convencerme no sé de qué.
Se me desprende mi interior, duele, pero me libera más que un grito al cielo de todo lo acumulado durante este ciclo.
Podría desvariar aún más y decir que quisiera ser abrazada por tus extremidades tibias y dormir hasta octubre para nacer de nuevo.
Quiero dormir, no funciono, me rio de la nada por nada y todo.
Volviendo a mi fantasía, espero el finde para arroparme contigo bajo las mismas sábanas que sellarán cada vez la entrega y vulnerabilidad que presentamos al amarnos. Da lo mismo si hablamos o reímos, da lo mismo si existimos en un espacio común o viajamos cada uno por su lado. Sólo me importa que hagas de mi tu mayor placer posible, de diferentes formas, casi como si nos volviesemos a conocer todas las noches.
Retomando con el mundo real jaja, quiero mar, río, montañas y brisa marina. Quisiera un cielo estrellado, una puesta de sol o una lluvia matinal cada vez que nos vemos, porque así podría aprovecharme de la situación, ser fiel a mi romanticismo y acercarme a tu calor sin excusa alguna.
Quiero dormir, aunque sean unos minutos para volver a existir con normalidad...