lunes, 17 de diciembre de 2012

Tan real como respirar.


Mantener el equilibrio en el borde de la vereda no es fácil, menos cuando no estás en un estado conciente, cuando tu cerebro hace pequeños cortocircuitos. Al momento de perder el equilibrio, siento que caigo en un vacío interminable, pero dura un segundo, quizás menos.
No estoy aquí. Tengo frío o en volá es calor, tengo una impotencia sin sentido y todo pega vueltas, vueltas, vueltas para mí. Necesito saber si soy real, necesito botar esta ira, rabia, impotencia, de alguna manera. Me entierro las uñas en los brazos, hombros, piernas, lo que venga. Me detienes, quieres que haga lo mismo contigo, pero no puedo, no puedo hacerte daño… ¡No! Quédate, no te alejes, te necesito. No seas indiferente, esto no lo controlo. Tratas de verme a los ojos, pero no puedo, no quiero que me veas así. Solo toma mi mano y no la sueltes, abrázame muy fuerte cuando creas que sea necesario, dime al oído cuanto me quieres, sabes que nunca está demás.
No sé donde estamos, no reconozco calles, casas, árboles, nada. Pero creo que queda poco para llegar a un lugar seguro, donde no haga tanto frío, donde se vea algo más que la luz del cielo, esa luz intensa, molesta y artificial. Quiero algo real, no quiero seguir imaginando cosas. Tú eres real, estás aquí y eso me deja caer en el trance que quiero, me hace entrar en un nirvana placentero.

martes, 4 de diciembre de 2012

20 segundos.


“No, no puedes. Solamente sigue caminando, no pares, no mires, no pienses, no respires”.
Pulso agitado, mareo y desorientación. Hace frío pero me sudan las manos, también tiritan. ¿A dónde voy?, creí que tú lo sabías. No, no lo sabes, no estás aquí, te imaginé como siempre.
Súbete, siéntate en el único asiento desocupado. Al lado mío, una mujer, canosa, con ojos cansados, azules. Tiene un código de letras y números. BZ578. ¿De qué se trata esto?, ¿dónde estoy?, ¿quién es ella? Mira lejos, mira perdida. Logro verla y no existe, está vacía y desecha. Quita su mirada de mis ojos y vuelve a perderse en su soledad, marchita, cansada, sin alma.
Después de un rato, pensé, ¿me olvidó?, ¿en algún momento me recordó? Leí, me perdí. Dormí, me perdí. Pensé y volví a perderme. Hay una presencia densa, ¿en qué estoy pensando?
“Ya casi, no te desesperes. Elimina esos ojos de tu recuerdo, olvídalos, como ellos lo hicieron contigo”
20 segundos de oscuridad, de un túnel, de frías rocas y tenues círculos rojos. Fue lo que sentí.