martes, 4 de diciembre de 2012

20 segundos.


“No, no puedes. Solamente sigue caminando, no pares, no mires, no pienses, no respires”.
Pulso agitado, mareo y desorientación. Hace frío pero me sudan las manos, también tiritan. ¿A dónde voy?, creí que tú lo sabías. No, no lo sabes, no estás aquí, te imaginé como siempre.
Súbete, siéntate en el único asiento desocupado. Al lado mío, una mujer, canosa, con ojos cansados, azules. Tiene un código de letras y números. BZ578. ¿De qué se trata esto?, ¿dónde estoy?, ¿quién es ella? Mira lejos, mira perdida. Logro verla y no existe, está vacía y desecha. Quita su mirada de mis ojos y vuelve a perderse en su soledad, marchita, cansada, sin alma.
Después de un rato, pensé, ¿me olvidó?, ¿en algún momento me recordó? Leí, me perdí. Dormí, me perdí. Pensé y volví a perderme. Hay una presencia densa, ¿en qué estoy pensando?
“Ya casi, no te desesperes. Elimina esos ojos de tu recuerdo, olvídalos, como ellos lo hicieron contigo”
20 segundos de oscuridad, de un túnel, de frías rocas y tenues círculos rojos. Fue lo que sentí.

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