jueves, 1 de octubre de 2015

Declaración de unión entre dos almas

Debería quizás guiarme desde mi centro hacia afuera.
De vez en cuando lo olvido todo, aparentando que jamás sucedió y creyendo que mis recuerdos son plumas suaves al viento, simples y sutiles, inocentes. Sólo dura unos instantes o un par de días, luego vuelve a mí como un hielo escarchado en mi mente, es ese algo que destruye, carcome y le hace daño a las dos mitades de mi corazón.
Fui un cuerpo sin alma, errante, sin límites ni referencias de lo dignamente correcto. Creí ser un árbol viejo y sabio, conocedor de todo y dueño de absoluta situación, pero me equivoqué, no fue así. Caí en un samsara fuera de control y mi memoria borró todo, no sé si por miedo, no sé si por tristeza o quizás sólo por divina soledad.
Quisiera haberte encontrado como apoyo y guía unos minutos antes de entrar a ese círculo del cual salí con dificultad. Quisiera haber sacado mis vibraciones de amor para ti cuando lo presentí, quisiera que me hubieras mirado con esos ojos dulces e intensos que son mi vida y mi razón en el presente.
Pero por alguna razón el universo inexplicable y sabio nos juntó en el momento justo, ese momento en el que viajábamos en una alfombra mágica por el pasto húmedo con el rocío de la madrugada, con la luna cuidando cada uno de nuestros movimientos nuevos y nerviosos sin vergüenza.
Gracias a ti apareció una luz al final de todo esto, me (nos) costó empaparme(nos) de ella y que reconociéramos que el futuro sería ambos, nosotros, tú y yo. Tomaste mi mano y quitaste la oscuridad y la ceguera de mis ojos. Te aferraste a mí para guiarme a la felicidad y la vida abundante.
Prometo que no soltaré  tu cuerpo amado, intentaré borrar toda marca de dolor insano de tus recuerdos y dejaré mis marcas dulces en tu suave piel y en tu inmenso corazón... Giraremos como dos galaxias infinitas con un portal en el centro.

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