viernes, 18 de enero de 2013

A dos años luz de mí


Necesito ser alguien más o explotaré, ¿de verdad lo necesito? Creo necesitar otras cosas o quizás no necesito nada. Tú, es lo único. Un beso sería suficiente, puede ser. Yo diría que más. Ganas insaciables, a veces, casi siempre. Manos cortadas. Me cuesta mucho recordar de qué son cada uno de los cortes. Moretones en brazos y piernas. Tampoco me acuerdo de qué son. Cada vez que la creatividad vuele no te salves. Con un poco de Rey Sol, pero hace días no veo el sol, literalmente. 120 Rohypnols. Todo va tatuado. Un poco más de altura, sábanas nuevas, distinto olor. Aun me falta algo. Cigarros; si sigues fumando te vas a morir. Algún día moriré, supongo. Humo de distintas procedencias. "Quizás porque no soy de la nobleza puedo nombrarte mi reina y princesa y darte coronas de papel de cigarrillo". Cortar papel con las manos, hacer fogatas con hojas de Biblia, caminar puentes colgantes y cada veinte segundos caer en hoyos profundos, directos al abismo, a la nada, a la corriente. Un té para dos, para ambos. Tazas sobre el mantel y un poco de miel, aunque no baste. Agua corriendo ¿quién puede ser? Preguntar o no. Dormir o quedarse divagando un rato más. Los crímenes sin resolver, vuelos. La bruma rebota siempre hacia aquí. Solo voy a volver, siempre me vas a ver ¿ves esas rosas marchitas?, me recuerdan a algo. Quiero verlas vivir, revivir. Espero un viaje, una vuelta. Quieres ver París en plena lluvia o en pleno florecimiento. Dulce, salado; un amargo, un ácido. Irme, para qué quedarse, no hay motivo. No hay cigarros, no hay amor, no hay alcohol. El tiempo no parece pasar, me voy, para qué, no tengo a nadie a quién esperar. Sí, a ti te espero, no me importa lo que diga Fito o lo que diga Silvio. Todavía te espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario