El farol se mueve, pero sólo la luz. Lo digo pero me
retracto. Mejor miro las estrellas. Ver Pléyades o constelaciones desconocidas
para mí. Seguramente tú sabes más. Me hace bien meterme en mi laberinto,
carrusel. Nada está aquí ni mejor ni peor, solamente mis ojos cambian de color.
A una hora del día se tiñen de un ámbar violeta. Canciones masoquistas, ya
empezamos de nuevo. Estar triste no es una opción para mí, por lo menos no
ahora. Suena el piano y me imagino a Fito tocando. Tengo que correr, tienes que
correr a toda velocidad. Invierno del ’83. No puedo evitar verte ahí, aquí, ¿dónde?
Sabe amargo el licor de las cosas queridas. La necesidad de la botella vuelve. Seguramente
es incorrecto, pero ¿a quién mierda le importa? No estamos para ponernos a
hablar de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, ¿qué chucha? Realmente
no me importa mucho. Lo máximo, eliminar malos sentimientos por tu boca. Jugos gástricos jugando en contra.
Ahora me frustra un poco no poder juntar una idea con otra. Mi
mente es dispersa y no dejará de serlo. Lagunas mentales dicen por ahí. Paranoica
Fierita Suite dicen por acá. Olor a cigarro, nicotina, alquitrán en mis manos.
Bombero pirómano que ama quemar pero tan bueno que siempre apaga todo. Un tango
a la vena. Tu boca que besa borra la tristeza, calma la amargura. Deberías
estar aquí. Rocas, rocas y el mar. Vulnerable al cáncer, más que todos.
Tranquilo, morirás cuando tengas que morir. Antes o después que yo, no es lo
importante. Sólo es como Polaroid de locura ordinaria.
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