Y para qué esperar si en realidad no puedo hacerlo. Esta hueá me desespera un poco, de a poco pierdo aire. El oxígeno termina por convertirse en dióxido de carbono y no puedo respirar algo de aire limpio, aire sin mierda, aire sin algo de resentimiento y recelo.
Y para qué terminar en lo mismo que empezó. Esta hueá me da escalofríos de sólo pensarlo. Por qué son nada más que letras, y son más que eso a la vez. Cambiando pensamientos en letras y letras en palabras -por último-. Y me desespero de a poco. Lo único que sale de mi boca es flema, pero quisiera que fuera agradable, que en realidad sí lo es.
Los árboles quieren verse más nítidos ante mi perspectiva, y lo logran de a poco. Se mueven tan frágiles y sutiles. Y me acuerdo cuando todo era tú, tú, tú. Hasta el aire te tenía, absoluta y completamente. Tan complementario que te necesité más veces de las que te tuve, ya que sólo me bastaba con saber que cerrarías mi ventana todas las noches y dejarías un vago recuerdo en algún vago lugar de mi vaga existencia.
Y ahora no puedo si no sólo estar sensible a cualquier movimiento, por muy leve que sea. Puedo capturarlo todo, pero procesarlo no sé, quizás, sí, sólo sea ingenua y maldita -pero me convertí en eso con tu ayuda- ya que tú naciste así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario