"El caminar kilómetros durante toda tu vida te hace creer que algún día llegarás al fin de todo"
Día 1
El trayecto fluye como debe. Nos llevaron el tiempo suficiente y caminamos lo que no creíamos. Llegar aquí es como viajar en el tiempo hacia el pasado, pero contigo es más especial. Los árboles, los olores y hasta el río siguen igual, nada cambió.
Un lugar tranquilo y bonito es suficiente para descansar. Podemos dormir dentro del río si es necesario, contigo el frío es algo que no conozco; para mí, es ausencia de ti.
Es como si el tiempo no fuera junto al movimiento del sol, es como si el sonido de agua fuera lo único importante que disfrutar, es como si las estrellas quisieran dar algún mensaje muy importante, es como sentirte tan cerca y tan unido a mí, es como si no necesitara nada más.
Subimos hacia un punto de concentración energética tan potente que siento como los cerros se agrupan por tamaño, por color y por intensidad. Los puntos luminosos del cielo nos comprueban que el pasado es el presente para algunos y que el futuro es algo incompleto, desconocido. Las estrellas fugaces conversan entre ella creando diálogos extensos y complejos. Un poco de pisco aumentará mi capacidad para contactar antiguos espíritus y contactarme contigo, que estás perdido en la inmensidad del paisaje, como todos los demás.
Podría quedarme aquí para siempre y sobrevivir sólo con sol, agua, energía y tranquilidad.
No quiero desperdiciar la real conexión que existe en éste lugar y cambiarlo por un sitio distorsionado e incomprensible. La verdadera espiritualidad no se compra con nada, es algo netamente personal y único. No es un precio determinado, no es un montaje, no es personajes de farándula, no es estatus social. No vale la pena desperdiciar y contemplar lo rico que sabe éste vino cerca de una fogata, escuchando como avanza el río y partiendo nuestros labios con el frío.
Día 2
Un almuerzo-desayuno con una compañía desconocida y muy agradable. Lo bueno de volver a las cosas simples y primitivas; agua sana y fuego natural. El río aun suena vigoroso, con fuerza y determinación. Mi cuerpo me sigue demandando tu presencia, es algo que no quiero evitar.
El día pasó rápido, la luz se hizo presente unas pocas horas. Nosotros sólo quisimos dormir como todos, eliminar cansancio y dolores. Taparte porque sé que tienes frío, acercarme lo más posible porque creo que es lo que me pedirías, perderme en tus sueños porque así es como me gusta.
Me despierto con la urgencia de hacer algo que olvidé justo cuando te vi durmiendo. Volví a dormirme, no quise molestarte. Son las 6, quedan los últimos rayos de luz y recuerdo que tengo que comunicar mi existencia, ya que hasta ahora sólo los que me han visto saben de mí.
Es una bonita noche con la cual te complementas tan bien y ni siquiera eres consciente de ello. Tú sólo caminas y tomas mi mano; con eso estoy más que conforme.
Volvemos y preparamos una comida comunitaria desbordada de buena energía. El fuego nos ha salvado del frío, del hambre y de la oscuridad, a pesar de que mi vista ya se modificó, tus besos me alimentan y mi boca se hiere cada vez más con los cambios de temperatura.
El pisco y el vino pasan como agua por mi garganta, refrescandome, casi como reviviendome y matándome a la vez. Mi promesa de no dejarte nunca y la tuya de llevarme a salvo a la carpa para dormir profundamente. Siento que no te vas hasta que me duermo, quizás no es así pero lo creo, parecía algo lindo.
Cuando llegas creo escuchar que me preguntas si existe un lugar para ti aquí adentro; sabes que siempre hay uno en cualquier parte que esté yo.
Me perdí en mis vidas pasadas, volando con las estrellas y fluyendo con todo. Estoy completa, me siento en plenitud y en constante sincronía con el universo. La última imagen que tengo es la de tu cuerpo imantado al mío.
Día 3
Es temprano y el sol no alumbra. Las nubes cubren el cielo y espero que siga así para cuando nos vayamos.
No quiero irme, podemos quedarnos aquí si quieres. Aunque sea una idea irreal éste lugar aportó a cada uno y llenó de paz tres días de nuestra vida, los cuales marcaron alguna parte del mundo.
Me parece inolvidable que me preguntes cosas que están dadas por hecho y que aun así lo hagas; ya me tienes. Se me hace increíble estar llegando a mi casa, después de tanta paciencia.
La mejor forma de terminar el fin de semana es contigo, viendo cómo atardece, recordando canciones y fumando unos cigarros son sabor a ti. Realmente creo que cada día te quiero más.
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