viernes, 31 de mayo de 2013

Para destruir hay que hacer.

En realidad no quiero pensar. Quiero perderme en las conversaciones ajenas o en la música que suena de fondo desde alguna dirección opuesta. La sala está saturada. El aire no entra por las ventanas y el ruido se encierra. Está todo tan monótono, me molesta. Necesito salir a mojarme la cara y tomar agua. No he comido nada pero todavía siento el nudo en la tráquea, obstruyéndome la entrada y salida de cualquier cosa.
Ahora, caminando por la calle sin luz y creo que sin compañía ( o en volá si estoy con alguien pero no me he dado cuenta). Todo esto me genera convulsiones repentinas.
El primer día de mi vida y te necesito. No sé si quiero evitar pensar eso o quiero provocarlo seguidamente.
Me sentí en algún momento, por un ínfimo segundo, completa, sin vacíos como hoyos negros. Pero fue sólo un segundo silencioso e invisible porque después del comienzo del contacto se sintió el hielo corriendo por mi cara el milisegundo siguiente. Me acordé de mi aspecto y caminé rápido al baño para hundirme en el blanco infeccioso. Creí que venía hacía mí, porque me había visto y había percibido lo mismo que yo. Pero sentí un olor y voz conocida, más diaria y un alma que me gritaba consuelo, comprensión. Después de un rato de ver mi cara de escoria me lavé los ojos, tratando de borrar lo que he visto y lo que me imagino también. Gricel me gritó al oído, desordenándome las ideas y generándome unas ganas inevitables de vomitar. Me quiero ir a la sala, tengo mucho frío. Por favor no me mires directamente pero demuestra que sentiste lo mismo que yo, te lo pido. Mandé una mariposa de cenizas hacia tu dirección. Prefiero tragarme la sangre y hacer como que no siento nada, a botarla, sentirla en mi boca y ver lo patética que es, tan pálida, tan sin razón, tan parecida.
No sé si estoy muy engrupida con el cuento o realmente existen todas las metáforas de las mariposas, la simbiosis, las conexiones y el significado de todo.
Me acuerdo de éste lugar. El aire se ve de colores y hay un olor a jazmín muy conocido. Cada vez que quieras voy a estar aquí. Hasta el día que no recuerdes nada y dejes de existir. “No hablemos de lo nublado que se ve el cielo o de lo mal que está todo. Sé que la mayoría de las cosas van mal, pero te aseguro que…”. Según Gricel, el cielo brilla.

Alas de seda.

Que paja esto de las reuniones. Además, el liceo tiene un ambiente muy loco. Se nota al entrar una atmósfera fría y, según yo, olor a sangre. El piso de baldosa aporta al escenario. Algunas minas me apuñalan con la mirada y otro grupo de mira con cara de “por favor, ayúdame o sácame de aquí”. Eso me perturba más que la mierda. También me quiero ir de acá. Cuando estaba en el colegio el ruido era mudo pero igual me saturaban los bajos de las voces, reventándome la cabeza, haciendo que me saliera sangre por la nariz. Fui al baño aprovechando el recreo. Había una gotera justo arriba mío que me mojó los ojos, dejando marcas en mi pantalón, justo en los muslos. Siento un poco de claustrofobia, las paredes se acercan de a poco, pero es sólo una volá de mi mente. Las gotas siguen cayendo, pero ya tocaron el timbre para entrar. No me siento bien y menos capaz de entrar a matemáticas. Hubo muchos brazos y hombros durante el camino, que formaron casi un aluvión en mis facciones. Llego a la sala y no está la profe. Siento que se me quebraron los ojos, necesito correr al espacio reducido del baño, mucho aire me ahoga. Vuelvo al mismo lugar con la misma gotera, pero está bien helado el ambiente que convierte el agua en piedras de hielo, haciéndome mierda la cabeza al momento de caer. Los músculos de mi pierna derecha se contraían, deformándome la estructura. Me sangran los ojos pero quiero reírme de la situación. Acuérdate de algún capítulo de Chaplin o La pantera rosa.
Tengo la vista nublada, puede que haya mucha niebla, hace frío, en especial en mi tórax. Lo último que me acuerdo es estar viendo el lavamanos tapado y yo con una sensación de asco muy inconsciente, muy profunda.
Puede que se me haya apagado la tele o algo así. Ahora me acabo de acordar que sigo en el liceo, en la reunión, en ésta sala oscura y húmeda, con las mismas caras incómodas e impacientes por irse.
No traten de parecer interesados en lo que me pasa. Tampoco crean que según lo que me dicen o las palabras claves que usan me van a hacer sentir mejor, más acogida. No nos analicen, que puedo asegurar que cada uno tiene mejores cosas que hacer o problemas más ásperos de lo que pueden imaginar. No quiero que hueviemos con las cartitas de emociones.
-Cuéntanos, ¿qué carta te salió?
-Asqueado.
-Cuéntanos alguna situación en la que hayas experimentado ésta sensación tan pero tan fuerte.
-A ver. Me da asco cuando me enfrento a alguna situación o me veo al frente de alguien en particular. No de repugnancia, si no de impotencia. También me da asco pasar por al frente de las carnicerías, de los bancos y las grandes tiendas atrapantes.
-Fuerte emoción. A ver mi amor, sigamos contigo.
Seguramente no les importa. Estoy muy aburrida y como tengo tan mala cuea, justo arriba de mi puesto hay una gotera. Estoy casi segura de que en algún momento va a dejar caer unas gotas encima de mí. Me serviría ese paragua que se encontró el otro día. Sería un contenedor muy útil
No sé en qué momento todos se fueron y yo tenía la mochila puesta. Se acabo el hueveo.
Ni idea qué hueá pasó, pero por lo menos ya nos podemos ir. Me cuesta mucho respirar. Creo que las mariposas me están oprimiendo el pecho, éstas que son todas las energías de las internamente frágiles personas que veo acá.
Estamos llegando a la plaza de tráfico principiante y está lleno de pacos por toda la manzana. Me pasé los medios rollos. Es como si la película hubiera empezado. Puede que ésta sensación se convierta en una costumbre como efecto.
No puedo olvidarme de las tarjetas. – ¿Alguna vez te haz sentido solo, abandonado, descontrolado, asqueado?- Las respuestas nadan en mi cabeza, dentro del mar de neón, brillante y confuso.

Me perdí en el día. De nuevo no sé cómo llegué a mi casa, pero lo único que quiero es perderme en mi laberinto y en las húmedas cenizas que empolvan y obstruyen mi cable a tierra. Un vuelo que parece ser eterno. 

El pasado irrumpe sin protección y sin presentarse.

Buscando en las cenizas y resignándome a que no queda ningún tipo de rastro. Quiero sentirme sin frío pero para esto tengo que imaginar que han pasado la mitad de las cosas y que la otra parte sigue aquí, así, tal cuál como lo congelé.
Me doy cuenta que después del efecto de todo me paso los rollos de poder actuar y creerme cualquier cuento que se me ocurra.
El cemento se ve sin ninguna gracia después de la lluvia. Sé que no puedo seguir caminando, pero también sé que no puedo desconectarme aquí, así que me obligo y pongo todo de mi parte para poder subir las escaleras neutras que me absorben con la lluvia, me deshacen el alma.
Desde aquí puedo ver casi todo y noto que la lluvia no para, como tampoco la taquicardia. Sigo pensando y analizando cómo cresta sigo moviendo los pies. El lugar es lo suficientemente lindo como para hacerme sentir mejor. Árboles humedecidos y lágrimas ácidas cayendo de sus hojas. Muchas escaleras y una estructura antigua.
Se me perdió la mirada, me pesan los ojos y la lluvia me los enrojece. No quiero caminar más. El frío se hace general, tengo todo el pelo húmedo y me resbalan gotas por la silueta de la nariz, cayendo al vacío de la calle mojada. Quiero dormir, estoy segura que tanta pastilla y poca comida no combinan bien. Estoy muy desorientada y mi visión no es rápida. Me quedé mirando sus facciones, son muy lindas, especiales, conocidas; más que eso, más que todo lo que puedo decir. Pero tengo que esquivar con mucho esfuerzo la mirada ya que, no sé, por alguna rara razón no quiero que me vea a los ojos, pero por otra parte quiero que sepa que no está borrado ni eliminado, ni olvidado, si no que todos los antónimos. Tanta mierda junta en una misma cabeza, tanta ilusión, tanta credulidad, tanta estupidez, tanta ingenuidad, tanto amor que se reprime diariamente.
-Vamos donde están los niños
-Bueno, quiero un cigarro.
Llegamos. Aquí llueve más que en otros espacios, me estoy mojando el corazón. Me doy cuenta de la razón. Impulsos, conténganse. Te dijeron de todas las maneras posibles que dejaras de pensar tanto en ésta hueá, en eso que está al frente tuyo, dándote la espalda en todos los sentidos. Te dijeron que cortaras la simbiosis, que dejaras  de seguirte y empezaras a seguir  “lo mejor para ti”.
-¿Estai bien? O sea, tú cachai- mira para atrás.
-En verdad no- Pongo cara de pico y miro para arriba para pasar más piola. El cielo está insípido, sin vida. Sólo llora y quiere contagiarme- No, por favor ahora no- Me trato de imaginar cualquier hueá.
-Oh, chucha, entonces vamos más atrás.
-No, tranquila. No pasa na- Llueve más fuerte y se me mueren las manos.
Quiero juntar un poco de agua en el vaso que me regalaron en la farmacia. Me siento parte del vaso y de las gotas que caen dentro del. Prefiero fijarme en eso, es bastante interesante.
Vuelvo, no sé cómo ni por qué. Distinta gente caminando adelante mío. Los gritos se escuchan desde todas partes. Trato de revivirme y sumarme a alguno, para seguir pasando piola, desapercibida. Harta gente – Ah, chucha, la marcha; buena- Calculé todo, me subí al tren ( a medias).
Ya no me acuerdo qué pasó desde ese momento hasta que me fui con un tipo que acababa de conocer, súper buena onda y hasta que me junté con las niñas en esa mierda consumista, de aire pesado y caliente.
De nuevo perdí los hechos desde ese momento hasta que estábamos sentadas en el  pasto húmedo que expulsaba un olor conocido, un olor que me recordó a alguien – Ah, bien. Otra vez sacaste la misma secuencia de fotos en tu memoria-
Los árboles se veían como tocando las nubes oscuras y rebalsadas de agua, esperando botar toda la contención. Un par de hojas cayeron justo al momento de un recuerdo, de una memoria que se escapó por mi boca y no pude evitarlo; nombrarlo.
Los troncos erguidos tienen innumerables dibujos y formas para interpretar internamente.
-Parece un cuerpo pa la cagá. Onda, el cuerpo rasguñado, sin piernas, dos brazos débiles y sin cabeza, como pensamientos escapándose.
-Según yo, parece un bicho con partes humanas, parecido a un cuerpo de hormiga, casi como en “Metamorfosis”. Esas franjas de arriba es la columna vertebral quebrada, trisada. Todo el rato está decapitado y su mente sigue por el tronco hasta el fin de las ramas del árbol, explotando en el cielo melancólico.
La media volá, ¿qué me pasa? ¿De dónde concluyo ideas así?

El escenario cambia otra vez. Mi cara es preocupante, según los comentarios. Llega la micro y nos subimos. –Dos estudiantes, por favor- Pasa la Paula pegada a mí, para no pagar como si se subiera a un colectivo. Por fin me pude sentar. El peso del día me generó una puntada cuática en la cabeza. Un reflejo de aire o quizás algún pensamiento inconcluso. Lo único que quiero es cerrar los ojos y perderme en el posible sueño emocional o ilusionante que pueda tener en la madrugada. Estoy revisando los restos, quiero saber o dejar de pensar si es que sigue algo por ahí, de casualidad o en volá algo tan obvio que por la pared o la niebla no puedo ver, percibir, procesar. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Ne me quitte pas


Hay un silencio comprometedor adentro del auto. Está todo oscuro, lo único que logro ver son las luces de los postes. Los audífonos reproducen un sonido lento y curiosamente melancólico. Come slowly, come slowly to me. I’ve been waiting patient, patiently.
Las luces me tienen loca, como que de a poco se hace más fuerte el efecto. Mi cuerpo demanda más sangre, pero sé que de a poco ésta se va desvaneciendo. Tengo un cuento más o menos.
Sigo inventando historias relacionadas con mi imaginación más creativa. Tengo una sensación de “mal presentimiento”. Me quedó dando vueltas lo que dijo mi hermana. Cortos flash backs, pero muy claros, entendibles, casi como una secuencia fotográfica de la Zenit.
Me dejaron afuera del colegio. Parece que no quieren que vuelva. Tengo más frío que la cresta y no como desde ayer en la mañana. Trato de acordarme del humo del incienso y el color de las paredes por el efecto del pañuelo naranjo.
Me gasto la mitad de la plata en cigarros, siendo que ni siquiera quiero fumar. Tengo miedo de botar algún pulmón.
Un poquito de All apologies. El olor me tiene mal, como que se me quiebra la columna. Trato de encajar las vertebras pero mi espalda no soporta el peso, dejándome en un estado insípido, borrándome la memoria y torturándome con ratones dentro de una jaula, ansiosos de mi piel, como el mil novecientos ochenta y cuatro.

El anillo bajo el aluvión.


No puedo encontrar nada para plasmarlo. Suena boys don’t cry en la radio. No sé por qué, pero tengo sangre seca en las uñas. Siento las manos ásperas y con olor a bicarbonato mezclado con tabaco barato saturado en químicos.
Me acercaría a cualquier cosa que me quite esta sensación. Vomitaría todo lo necesario para poder saber qué mierda me está pasando. Me mojaría debajo de la lluvia horas seguidas para lavar la inquietud.
Preferiría estar caminando por esas calles, recordando con quién estaba. Pasando por el borde de la vereda, afirmándome con ese lazo invisible, pero yo lo creía.

viernes, 17 de mayo de 2013

Jugos gástricos.


Esa ventana se ve bien, tiene una bonita reacción a la luz.
Un abrazo, gracias. Su pelo huele bien al igual que su ropa. ¿Si me pasó algo? No, para ustedes no pasa nada. Para mí, es lo mejor correr al baño.
El sol evapora el agua de mis mejillas pero mis ojos se esmeran el humedecerlas de nuevo.
Y pensar que está tan cerca. Pensando en cualquier mierda y hueveando con cualquier cosa, igual que yo. Nada especial.
Me veo asquerosa, me da pena mirarme al espejo. (No tengas miedo. Mi piel no se va a quemar con el agua) – Lo mejor es que te saques la careta. Total, estamos las dos no más-.
Entro en el baño y hay olor a mierda. Mejor, así todo se hace más vomitivo, más penoso.
Me arrodillo al frente del water y se me moja el pantalón. Nada tremendo. El cerámico se ve helado, sin ningún brillo y la luz blanca me causa un dolor de cabeza desagradable. –En una de esas se me caen los ojos-.
Los dedos me hacen cariño en la garganta y me siento mejor. Por lo menos ahora puedo respirar.
Un poquito de lagrimas en los ojos y una sensación de mierda en la nariz, un olor cuático.  Oye, te hacen falta vitaminas, heroína, cocaína, anfetamina, ina, ina y más ina.
Ni ahí con volver a clases y debatir sobre lo retrograda que es la tele chilena. Más ganas de vomitar de sólo pensarlo. El olor me quedó en las manos y el sabor en la boca, qué pena. Y pensar que estás arriba mío. Ojalá no te llegue nada, no quisiera desagradarte. Pa qué con esa, es innecesario.
Tengo la cagá en la boca. Onda, labios partidos y secos, me falta un diente y ni siquiera puedo comer por culpa del nervio expuesto. Me dan ganas de salir corriendo en pelotas por el patio. Sin maquillaje, sin prendas, nada ajeno. Solamente con esta hueá colgando de mi cuello. Pero no quiero más dramas. Según yo, ya me he salvado de muchas.
Tengo frío y siento como mis manos me hacen parecer muerta. Que ningún concha de su madre se me acerque. Supongo que no quieren que los fichen de necrofilicos.
Ni ahí con entrar a clases, pero la profe me cae bien, así que igual me tinca. Tengo tanta rabia por no poder hacer una buena tesis para lograr tirar la mayor cantidad de mierda a televisión nacional. Hay unas ideas que quieren salir, quieren manifestarse. Pero mi mente está tan limitada que no me sale ninguna palabra inteligente o ligada a la anterior. No debí pensar jamás en lograr tu corazón y sin embargo te busqué, hasta que un día te encontré y con mis besos te aturdí sin importarme que eras buena. ¿Qué será Gricel de ti?...
Buena, ya es hora de almorzar. Estoy cagá de hambre. Buena, vamos a la plaza. Buena, ya no me siento real, no hay tiempo y menos espacio. Las ganas de leer se vuelven feroces hacia mí. Casi por inercia saco el libro de la mochila y sin darme cuenta ya estaba leyendo, ya no estaba aquí, para variar.
No sé por qué, pero en un momento me acuerdo de la nueva partitura que me pasaron y la escucho muy fuerte. Miro mi MP4 y estaba apagado. Me paso los medios rollos y empiezo a perseguirme con cuática.
Vuelvo al libro y me doy cuenta de que éste hueón se parece mucho a ti. Debería darme lata, pero en verdad me dan más ganas de seguir leyendo. Me hielo la habitación, no tengo calefacción, can’t get no satisfaction.
Chocolate, dulces, muchos dulces, cigarritos. Puesta de sol y más frío que la cresta. – Está como para venir con tu pololo-. –No me hueí, nada que ver. Está como para venir a huevear con tu amiga y fumar mucho, como viejas culiás. Cero drama-.

El último rayo


O me paso muchos rollos o el calor del sol me está haciendo mal. Me estoy creyendo de a poco mi propia mentira y eso me hace sentir de ningún lugar, casi viviendo en la calle con mi maleta roja.
Tengo frío y lo único que me serviría ahora es el sol, es lo que puedo conseguir. Mi piel se ve transparente y podría jurar que ahora mi sangre corre más lento. De a poco me voy ahogando en mi falta de palabras y en la lentitud de mi monólogo. Las palabras no llegan a ser ideas, pero todo esto es por naturaleza.
En mis parpados hay finos alfileres que raspan mis ojos dejándome sin vista. Círculos negros, como los de mis brazos.
Cayó una gota en mi frente y me inundó la mente, otra vez.
O me paso muchos rollos o de verdad hubo un milisegundo de contacto visual. Justo antes de pararme e irme. – Para de huevear. Vamos a fumar, mejor.

domingo, 12 de mayo de 2013

La función se acabó


Revienta la hueá. Fuma, quema, toma, vomita, pierde la razón las veces que quieras. Es sin sangre, sin pensar, menos emoción. -¿Esperando qué?, ¿por qué estai llorando? Tan estúpida- Caen no más, ahora todo da lo mismo. No va a escucharte, así que deja de gritar en el silencio.
Púdrete con tus mariposas, vuela con ellas y piérdete cuando quieras.
Mejor sale a caminar, fuma lo que sea y toma veinte veces más. Súbete a la mesa y cree el cuento que mejor te acomode. Guarda en una caja lo que quieras y lo demás déjalo.
Sería, bonito espectáculo, todos lo disfrutamos pero ya es hora de volver, aunque tú no lo creas. Ahora tu cama es sólo para ti, para tus letras, tus fotos, tú y yo. Crea climas en tu pieza, ocupa los rincones y reconoce el humo como propio, al igual que tus manos. Cierra los ojos y recuerda alguna canción de Daniel Johnston… La última gota se cayó.

sábado, 11 de mayo de 2013

Larvas.


Soy débil. Me molesta sentir que tengo que llamarte porque soy débil.
No puedo estar cerca de ti sin pensar en todo, todo, todo se ve oscuro… Podría ponerme a pensar que en un lugar lleno de gente sólo estamos los dos. Todo pasa pero nosotros nos congelamos en el pasado.
Tengo miedo porque no sé si seguir caminando de noche con una mochila vacía y un río de sal o devolverme a la posible orilla en la que estás, volver con peso liviano, con una maleta llena de fotos y nueva piel.
Me tienes maaaaaaaaal. Estoy pa’ la cagá con esto. Me matas cuando me miras y yo trato de revivirme con recuerdos oxidados, con mis mundos, con Pléyades. 

sábado, 4 de mayo de 2013

Todo da vueltas, casi ni se nota.


Veo como todo está girando. Hace como dos horas estoy perdida en las luces que cambian, manteniendo una conversación interesante. La fuerza logra mantenerme pegada a alguna parte. Grito con rabia, tratando de sacar la mierda que tengo en la cabeza. Miro a los asientos que me miran y te veo a ti, con una mirada diferente, me miras. Grito con más fuerza ¡Conchetumadre, desaparece! Me paro del asiento mientras todo sigue cambiando de lugar al minuto de girar. Escúchame, me fundo en ti, no puedes estar tan cerca.
Me doy cuenta de que me duele todo el cuerpo y siento que mis músculos se contraen. Estoy sangrando, me caigo afuera de todo, afuera de mí, afuera de ella, con ella.
El techo tiene un bonito terminado y si te fijas bien es fácil y entretenido perderse en las figuras que se forman. Voy al baño y me meto a la ducha con ropa. Piérdete, piérdete. Escucha el agua o la canción que tienes pegada. Puedo escuchar su pecho dormido. Pude escuchar mi corazón florido. Tú, tú, tú. Tu boca respira cerca de la mía. ¡No pienses!, escucha la canción, está bonito el cielo, puta que hace frío. Lado derecho de la cama, lado derecho de mi cerebro. ¡Me mienten! Para de hablarme, deja de persuadirme con esas ideas sistemáticas. Corten la luz, que se escondan en la oscuridad. Primer piso, no sé qué sala. Baño con sonido. Sala de reuniones, un sillón de aire. No es necesario. Para de pensar, por favor para.
Agua, tengo las zapatillas pa’ la cagá. El pelo mojado me tapa los ojos. La música está fuerte, me molestan los oídos. Me los corto y ahora el agua es rubí.
Tus manos en mi espalda. Cuenta si están mis vertebras y todos mis lunares. Me estoy ahogando. El baño se inundó, mi cerebro se derramó y Gricel ya voló.
Oye, hueona, bajémonos acá;  nos queda más cerca.
Dale, pero rápido. Ya empecé a toser sangre. Mierda, me manché las manos.

Un café y cigarros, por favor


En la sutil luz de la mañana me perdí. Me concentré en las marcas que están en mi piel, que son tuyas.
No proceso qué dije ayer, pero lo más probable es que sea todo verdad. Hay algo que me mantiene insegura. ¿Qué tengo que hacer para entender que quieres estar solo? Tú quieres, pero yo ya lo estoy. Fusilaría a mi soledad. Quiero seguir engañándome. Quiero seguir pensando en que puedo llamarte, en que puedo pensar en ti en todas las situaciones posibles. Tu alma colgada de mi cuello, así lo siento. Sigo contigo, no sé si tú conmigo, pero prefiero creer que sí.
Ella también está creyendo esta mentira pintada por mariposas. Puede verse todo bien aunque no lo esté.
Insistes en quedarte aquí, no sé si estés consciente de eso. Me persigues en los rincones, en las canciones, en las letras, en el papel, en los sueños, en el lado derecho de mi cama, en el espejo, en mi cuerpo, en mi cuello y en cada uno de mis lunares. ¿Qué mierda hago para entenderte y mostrarme la realidad? Para con el montaje, deja de engañarnos, estúpida.

viernes, 3 de mayo de 2013

Tu piel me hace llorar.


Hijo de puta.
Me gusta sentir la sensación de creer que puedo hacer todo de manera única y autónoma.
Me derrito de a poco en mi propio juicio. Cualquier cosa podría ser peor. Seguramente verte no es algo drástico, pero como están las cosas, creo que cualquier plan para salir de a poco de tu cuerpo va a estar bien. Todo está en el aire, otra vez. La sensación volátil es única. Es en lo mejor que puedes refugiarte por este tiempo. Aparenta que está todo bien, pero ni ella misma puede ocultarse de la lluvia de meteoritos que tiene dentro de su cuerpo. Todos tenemos vida de estrellas, somos originarios de lugares extraños.
Quiero perseguir tu esencia. Su personalidad más fuerte que la mía pudo contrastarlo. Puede llevarlo y sostenerlo. Esto fue lo que siempre quiso sentir.
La espuma sale de mi boca y mis intestinos se reventaron rápido, mucho más de lo que pude reaccionar. Deja que me espante el soplo en la canción y que me trague el canto del suelo, de la tierra. Quiero llegar al núcleo de cualquier virus.
LLÁMALO, AUTODESTRUCTIVA.