Buscando en las cenizas y resignándome a que no queda ningún
tipo de rastro. Quiero sentirme sin frío pero para esto tengo que imaginar que
han pasado la mitad de las cosas y que la otra parte sigue aquí, así, tal cuál
como lo congelé.
Me doy cuenta que después del efecto de todo me paso los
rollos de poder actuar y creerme cualquier cuento que se me ocurra.
El cemento se ve sin ninguna gracia después de la lluvia. Sé
que no puedo seguir caminando, pero también sé que no puedo desconectarme aquí,
así que me obligo y pongo todo de mi parte para poder subir las escaleras
neutras que me absorben con la lluvia, me deshacen el alma.
Desde aquí puedo ver casi todo y noto que la lluvia no para,
como tampoco la taquicardia. Sigo pensando y analizando cómo cresta sigo
moviendo los pies. El lugar es lo suficientemente lindo como para hacerme sentir mejor. Árboles humedecidos y lágrimas ácidas cayendo de sus hojas. Muchas escaleras
y una estructura antigua.
Se me perdió la mirada, me pesan los ojos y la lluvia me los
enrojece. No quiero caminar más. El frío se hace general, tengo todo el pelo húmedo
y me resbalan gotas por la silueta de la nariz, cayendo al vacío de la calle
mojada. Quiero dormir, estoy segura que tanta pastilla y poca comida no
combinan bien. Estoy muy desorientada y mi visión no es rápida. Me quedé
mirando sus facciones, son muy lindas, especiales, conocidas; más que eso, más
que todo lo que puedo decir. Pero tengo que esquivar con mucho esfuerzo la
mirada ya que, no sé, por alguna rara razón no quiero que me vea a los ojos,
pero por otra parte quiero que sepa que no está borrado ni eliminado, ni
olvidado, si no que todos los antónimos. Tanta mierda junta en una misma
cabeza, tanta ilusión, tanta credulidad, tanta estupidez, tanta ingenuidad,
tanto amor que se reprime diariamente.
-Vamos donde están los niños
-Bueno, quiero un cigarro.
Llegamos. Aquí llueve más que en otros espacios, me estoy
mojando el corazón. Me doy cuenta de la razón. Impulsos, conténganse. Te dijeron
de todas las maneras posibles que dejaras de pensar tanto en ésta hueá, en eso
que está al frente tuyo, dándote la espalda en todos los sentidos. Te dijeron
que cortaras la simbiosis, que dejaras
de seguirte y empezaras a seguir “lo
mejor para ti”.
-¿Estai bien? O sea, tú cachai- mira para atrás.
-En verdad no- Pongo cara de pico y miro para arriba para
pasar más piola. El cielo está insípido, sin vida. Sólo llora y quiere
contagiarme- No, por favor ahora no- Me trato de imaginar cualquier hueá.
-Oh, chucha, entonces vamos más atrás.
-No, tranquila. No pasa na- Llueve más fuerte y se me mueren
las manos.
Quiero juntar un poco de agua en el vaso que me regalaron en
la farmacia. Me siento parte del vaso y de las gotas que caen dentro del. Prefiero
fijarme en eso, es bastante interesante.
Vuelvo, no sé cómo ni por qué. Distinta gente caminando
adelante mío. Los gritos se escuchan desde todas partes. Trato de revivirme y
sumarme a alguno, para seguir pasando piola, desapercibida. Harta gente – Ah,
chucha, la marcha; buena- Calculé todo, me subí al tren ( a medias).
Ya no me acuerdo qué pasó desde ese momento hasta que me fui
con un tipo que acababa de conocer, súper buena onda y hasta que me junté con
las niñas en esa mierda consumista, de aire pesado y caliente.
De nuevo perdí los hechos desde ese momento hasta que estábamos
sentadas en el pasto húmedo que
expulsaba un olor conocido, un olor que me recordó a alguien – Ah, bien. Otra vez
sacaste la misma secuencia de fotos en tu memoria-
Los árboles se veían como tocando las nubes oscuras y rebalsadas
de agua, esperando botar toda la contención. Un par de hojas cayeron justo al
momento de un recuerdo, de una memoria que se escapó por mi boca y no pude
evitarlo; nombrarlo.
Los troncos erguidos tienen innumerables dibujos y formas
para interpretar internamente.
-Parece un cuerpo pa la cagá. Onda, el cuerpo rasguñado, sin
piernas, dos brazos débiles y sin cabeza, como pensamientos escapándose.
-Según yo, parece un bicho con partes humanas, parecido a un
cuerpo de hormiga, casi como en “Metamorfosis”. Esas franjas de arriba es la
columna vertebral quebrada, trisada. Todo el rato está decapitado y su mente
sigue por el tronco hasta el fin de las ramas del árbol, explotando en el cielo
melancólico.
La media volá, ¿qué me pasa? ¿De dónde concluyo ideas así?
El escenario cambia otra vez. Mi cara es preocupante, según
los comentarios. Llega la micro y nos subimos. –Dos estudiantes, por favor-
Pasa la Paula pegada a mí, para no pagar como si se subiera a un colectivo. Por
fin me pude sentar. El peso del día me generó una puntada cuática en la cabeza.
Un reflejo de aire o quizás algún pensamiento inconcluso. Lo único que quiero
es cerrar los ojos y perderme en el posible sueño emocional o ilusionante que
pueda tener en la madrugada. Estoy revisando los restos, quiero saber o dejar
de pensar si es que sigue algo por ahí, de casualidad o en volá algo tan obvio
que por la pared o la niebla no puedo ver, percibir, procesar.